De habernos cagado a trompadas, no se quien hubiera ganado. Supongo que él, porque jamás peleé con alguien en mi vida y carezco de ese instinto animal para prevalecer sobre el otro. Aparte, Cicco ya tiene mucha gente que lo odia como para ganarse un enemigo más y no viajaría a Lobos para pelear con nadie. Después de todo, mi objetivo, -al igual que el Border- era conocer cual es la persona que hay detrás de ese personaje.
El hombre en cuestión ahí estaba, paraba detrás de su Musetta despintada y vieja, con anteojos de sol, pescadores, alpargatas negras y una musculosa algo desteñida. Me mira, lo miro, nos saludamos y vamos al bar más próximo que queda sobre una esquina.
“El Border no es un género para ganarse amigos, no es un género que te va a traer cosas buenas, ni vas a lograr que te inviten a fiestas, porque cuando vos contás de verdad lo que te pareció un encuentro, cuando escribís y realmente decís lo que vos percibiste de la otra persona, no sabes si al otro le puede gustar, si le puede caer como el orto, es un salto al vacío y muchos por contar tu punto de vista, se van a enojar y van a pensar que rompiste un código”, explica.
La historia es así. Emilio Fernández Cicco editó en 2006 el libro “Yo fui un porno star y otras crónicas de lujuria y demencia”, un ejemplar que cuenta como éste periodista actuó en una película porno, fue enterrador en un cementerio y entrevistó a diferentes celebridades argentinas y los destrozó con una mirada bastante particular. Por tal motivo, tiene ganado el odio de muchos personajes del ambiente nacional, entre los cuales se destacan: Alejandro Dolina, Damian Szifrón, Mirtha Legrand, Guillermo Andino, Eduardo Duhalde, Gaby Alvarez, Pepe Eliaschev y el fallecido Bernardo Neustadt.
"Lo bueno del Border es que te permite experimentar todo. La idea es siempre buscar quien es el tipo detrás del que vos conocés, vas a ver a Tinelli, a Pettinato y esa figura pública que vos conocés nunca es la real. Entonces, yo trato de descubrir cual es la figura real, quien es el tipo detrás de esa mascara que todo el mundo conoce y siempre es algo bien diferente, si no lo logro descubrir siento que fracasé y si lo logro descubrir está bueno".
"A veces que le descubras ese costado que los tipos no quieren mostrar puede ser que los enoje muchísimo y otras veces no. Hay quienes se lo toman bien y les parece hasta que era necesario.
El ejemplo de Szifrón es muy significativo. Para mí, era una nota muy positiva. Lo único que le criticaba era que el tipo sobre el final de la nota, redujo la propina que le habíamos dejado al mozo del bar donde se hizo la entrevista y el tipo por eso, se brotó. No podía aceptar eso. Para él, yo me fui de código, sin embargo a mi me pareció que eso hablaba de él, no que era garca, si no de que aun encabezando el éxito de mas rating en la tele en el ultimo tiempo, como fue “Los simuladores”, el tipo estaba mirando la monedita, se ve que todavía no le pagaban mucho o que Telefe se llevaba la mayor cantidad de guita. No lo sé”.
¿Qué es una mala nota?
El problema está en donde vos haces foco, generalmente vos haces foco en algo que vos ves que es esencial y que tal vez el tipo no cree que es esencial. Vos le notas un rasgo que lo corta al medio y él te dice: no. Es un problema de miradas, objetivamente vos ves que el tipo es un tarado y de algún modo vos lo contás a través de distintas escenas y de distintas cosas que el dice y el tipo se cree que es Dios y que es inteligente y talentoso y tal vez no lo es. Después te tenés que bancar la respuesta.
Siempre es mas conveniente hablar bien de la persona para que te quiera, si vos decís que tal tipo es un genio, nunca te va a llamar para decir: ¿Che, porque mierda pusiste acá que soy un genio? Ahora si decís que es un boludo si te va a llamar para decirte: ¿porque pusiste eso? Ahí tenés que estar seguro de lo que vos decís
Yo creo que en la universidad te enseñan todo lo que es técnica y oficio pero nadie te enseña a construir una mirada y eso es un trabajo de cada uno, eso lo haces vos con tus libros, con las cosas que viviste. Eso es básico y eso es lo que te diferencia de los demás.
También tenés que saber lo que necesita tu medio, que tenés que informar contarte la vida del tipo, no sólo hacerte el piola y el trasgresor, tenés que cumplir una serie de requisitos. Yo no me empecé a hacer el Border al año que me puse a trabajar, tarde un montón de tiempo, más de quince años y eso es una búsqueda.
A mí siempre me llamó la atención los primeros años que trabajaba en la revista Noticias, que veía a mucha gente que venía de hacer una nota a tal o cual famoso y decía que tal famoso gritaba y puteaba, contaban cosas bárbaras y después a eso no lo decían en la nota, contaban la parte de los famosos que todo el mudo conoce, y yo me decía ¿porqué no contás eso? Y me prometí que el día que mi me toque entrevistar a quien sea, voy a buscar eso que la gente no sabe de la otra persona.
Porque ese es el privilegio del periodista, poder estar sentado con personajes que todos vieron y tener un grado de intimidad, vas a la casa, conocés a la familia, hablas con los amigos. Lo podes contar vos
Si vas a ver a Mick Jagger y si contás al Mick Jagger que todos conocen, ¿para qué vas? Le hubieras mandado las preguntas por mail, por eso, lo importante de construir tu mirada, que sea diferente. Todas esas herramientas te van a ayudar a ver bien a una persona, sacarle la ficha, a través de gestos, de cosas que te cuenta, o las cosas que tiene a su alrededor, eso es afinar la puntería.
Si vos querés quedar bien con el famoso, la nota va a ser una cagada, vas a apoyar la imagen pública, y tu función como periodista no la vas a cumplir.
Con Dolina me pasó algo buenísimo en términos de intimidad, fui a la casa y la idea era hablar de su obsesión por la belleza y la juventud. El lo sabía a eso. En un momento fui a mear y entré al baño y estaba todo lleno de frascos, lleno de gel y de perfumes, parecía el baño de Valeria Maza y era el baño de Dolina. Yo lo conté a eso y el tipo se enojó mucho.
El hecho de estar ahí en la casa me permitió eso, acceder a esa intimidad. Si vos tenés la posibilidad de acceder a todo ese universo tu nota va a ganar en profundidad, va a ser mucho más rica.
Emilio Fernandéz Cicco a hecho carrera. Se inició en la revista Noticias donde fue creciendo de a poco hasta el día que decidió irse, fue editor de la revista Newsweek y renunció, varias de sus crónicas han salido en las revistas Gatopardo y Rolling Stone. Actualmente, exiliado en Lobos, escribe en Hipercrítico y para el diario Crítica de la Argentina
Cuándo decís que tus métodos de entrevista son desde cualquier óptica que se los mire, “desubicados” ¿a qué te referís puntualmente?
A que no le podes poner buen título, a que muchos medios no lo publicarían porque tiene amistad con tal o cual famoso, a que no responde a los cánones del medio. Es desubicado porque no la podes ubicar en ningún lado.
¿Es una entrevista? Sí, es una entrevista, cumple con todas las funciones, pero sin embargo no la podes poner en ningún lado. A mí, en Noticias, los últimos años no sabían que darme, porque ya estaba desubicado para ellos. El periodismo Border es una desubicación porque no responde a nada de lo que ya estaba hecho. Imaginate en Noticias, que un periodista de ellos actúe en una película porno, es una locura. A esa revista la leen la gente de mayor guita, toda la familia, se considera que sus periodistas son impolutos, súper éticos y de golpe que pase esto, es desubicado.
¿Qué es lo que genera que nazca el periodismo Border?
Básicamente el hastío, sentir eso, que muchos de mis compañeros veían cosas interesantes que después no figuraban en los textos. Entonces traté de crear algo, algún genero, algún sistema nuevo que pudiera incorporar mucho mas la mirada del periodista. Para mí, una buena observación vale más que mil datos. Vos podes contarme desde la hora que te levantas, la plata que ganas, sumas cien mil datos y no es lo mismo que si yo te observo bien y te hago una frase realmente observándote, una frase donde te cale bien hondo, que diga vos sos así. Eso vale más que mil datos.
Desde la época de Rodolfo Walsh y más que nada Verbitsky se maneja mucho el dato, la cifra, pero sin embargo, eso no es lo que más profundo que podes decir de una persona, lo más profundo es casi una observación poética que tenés que hacer después de verlo una buena cantidad de tiempo. El Border apunta a eso, a defender la mirada sobre otro tipo de cosas.
¿Cómo manejas los prejuicios que encasillan al Border como tergiversador o sensacionalista?
No me pregunto esas cosas. Mis notas no son sensacionalistas. No descubro un chanchullo buenísimo que me sirva para ganar una tapa, no tienen un gran título mis notas. Generalmente lo que esperan los medios es eso, que tengas un gran título, todo eso no me interesa. No hay abusos de niños, ni una historia increíble, eso en mis notas no está y hay gente que fuerza eso.
Lo que me interesa descubrir, apunta a llegar a ver quien es esa persona que todo el mundo cree conocer. Di Tella, Bredicce, Elena Cruz son algunos de los casos. Con la tele eso no lo podes hacer, porque plantas una cámara y la gente es otra, pero con la entrevista, si.
Cuándo decís destruir a las celebridades, ¿a qué nivel o a qué precio? ¿A ir y hacer foco en lo malo indefectiblemente o en lo que todos no ven?
No es lo malo o lo bueno, es lo real. ¿Quién es ese tipo?, lo tenés a Pettinato sentado acá, de verdad… ¿cómo es? Seguro que no es como la tele, porque ahí esta trabajando, eso es una mascara, es un personaje, pero ¿cómo es de verdad el tipo? es malo, es bueno.
Por ejemplo, yo lo fui a entrevistar a Roberto Giordano que tiene una fama de boludo total. El tipo era re inteligente, la tenía clarísima, sabía inclusive que su personaje daba boludo y que a la gente le gustaba eso. El hecho de que pareciera tontito te puede hacer prejuzgar a una persona y después te terminas llevando una sorpresa para bien. Yo no juzgo a nadie, voy a descubrirlo.
Si lo sentamos acá a Tinelli, Pettinato, Dolina, estoy seguro que te vas a llevar una imagen diferente a la que tenías, ahora si vos vas cargado de preconceptos y lo vas a liquidar, me parece que siempre vas a obtener lo mismo.
Yo voy con las puertas abiertas, el único preconcepto que tengo es que eso que se ve, no es real nunca. Entonces digo, a ver, es mejor persona de lo que se ve, ¿es más boludo?, ¿es más inteligente?
La otra vez tuve un problema con Bernardo Stamateas, porque el tipo no me quería dar notas, porque sabía quien era yo, me había leído y eso me dificultó mucho la negociación. Al final aceptó y le gustó la nota, me llamó para agradecer.
¿Dónde crees que radica el secreto de cada entrevista, eso que te va a permitir sacar algo inesperado de cada entrevistado?
Para mi el secreto es encontrar eso que llamo el detalle llave. Un gesto, un libro, un objeto que tiene en la casa. Eso que te va a permitir acceder al corazón del entrevistado, lo que es de verdad.
Una vez entrevisté a Jimmy Scott, un músico de jazz muy conocido. Lo estaba entrevistando en La Trastienda y de repente el tipo se paró a buscar un cenicero y fue y vino rengueando. Si yo sólo hubiera contado ese detalle, el tipo pasaba por rengo, pero se me ocurrió preguntarle porque rengueaba y me dijo “me apuñaló mi quinta esposa” y ese es un detalle llave, un detalle que si fuera una observación nada mas significaría una cosa, pero la observación sumado al dato te permite entrar al personaje.
Si yo digo que vos fumas y nada más, es una cosa, pero si yo digo que vos sos Lanata y fumas tantos cigarrillos por día y aun siendo el tipo mas inteligente de Argentina no podes dejar el tabaco, ahí es distinto. Te estoy dando una puntada pero con el hilo, la otra puntada es sin el hilo. Eso es un dato llave, una observación que va mas allá de una observación en sí.
Hay veces que lo encontrás y hay veces que no, pero cuando lo encontraste es como que encontraste el eje y eso en la entrevista es fundamental.
Tres de tus pilares periodísticos fueron Hunter Thompson, Robert Fisk y P. J. O´Rourke, ¿Qué rescatas de cada uno de ellos?
O´Rourke era humorista y se convirtió en periodista, el viajaba por todo el mundo, era corresponsal internacional de la Rolling Stone y viajaba a los lugares mas míseros, de mayores guerras y encontraba situaciones grotescas todo el tiempo. Dentro de ese caos, esa confusión, el tipo encontraba como una luz para el absurdo de todo.
Fisk, es un tipo un poco más serio que O´Rourke, cubre todo el tiempo situaciones de guerra y tiene una mirada increíble, por ejemplo, me encantó una nota que hizo del túnel donde estaba Saddam Hussein cuando lo encontraron. A Fisk lo dejaron bajar y hace toda una descripción de ese túnel y de los últimos días de Saddam, que es genial. A nosotros, nos mandan a ese túnel y no vemos nada. Un tipo que todo el tiempo te cuenta la verdad detrás de toda guerra, te cuenta todo el panorama, que tiene una amplitud de mirada buenísima.
Hunter Thompson, lo que tenía era que tiene cosas muy buenas y cosas muy malas donde la pifiaba completamente. Era muy jugado, y eso es lo que más me gusta, un tipo que se la jugaba por completo, pero que a veces la pifiaba, pero cuando la pegaba, era el numero uno. El miraba desde el lugar de la droga, un tipo que chupaba todo el tiempo, y su mirada, la mirada que había construido era esa, si el tipo no hubiera consumido acido hubiera visto otra cosa. Esa es la mirada que el construyó y que es la que a mi me gusta, no es la que yo tengo, pero me gusta porque tiene una personalidad creíble. Lo que pasó es que después no se pudo separar de su personaje y se convirtió en un Charly García, a la larga. Era un tipo que todo el tiempo estaba borracho, todo el tiempo tomaba merca, nunca se pudo separar de eso, y eso le hizo perder la distancia que necesita todo periodista y así fue perdiendo el eje, pero lo que rescato de él, es eso, la personalidad y el desparpajo para contar todo, caiga quien caiga. No le importaba nada.
¿Cuáles son tus límites?
No mentir, no sacar de contexto, no trampear. A Hunter Thompson le pasaba que el periodismo Gonzo no era considerado periodismo, como un género en sí. Estaba considerado más cercano a la ficción porque el tipo inventaba mucho, entonces ahí perdés un pacto con el lector, a mi eso no me pasa. Yo hago heavy.
Suena un celular. No es el mío. Cicco saca un Nokia 1100 hecho pedazos. Habla con una periodista de Crítica. Se para y se retira unos metros más allá de la mesa que compartimos. Sobre una mesa vecina, un grupo de personas lo mira con cierta rareza y comentan algo. Yo los miro de reojo y saco la conclusión de que si hay una persona que no aparenta ser como lo es, es justamente él. El mismo que dice que las celebridades nunca son lo que vemos por televisión. Cicco cumple esa regla a la perfección con la diferencia de que él no es lo que leemos. Un tipo centrado al que cuesta imaginárselo inmerso en la demencia de sus crónicas.
Ya pasaron cuatro cervezas y algo más de una hora y media. Hay otro Cicco que es Emilio. Alguien que escribió anteriormente la biografía de Rodrigo y Cortazar. Dos trabajos de profunda investigación periodística que delatan la semilla del Border. Hay otro Cicco que es padre de una niña de 9 años, que desde hace 7 vive con él, que pasa por su segunda separación. Que reconoce que de chico tuvo cosas que las tendría que haber tenido de grande, que hace budismo zen, que sale a correr por Lobos y que disfruta del folclore y del campo. La persona detrás del personaje.
Una biografía sobre Cortázar implica tener una mirada más seria, ¿qué cosas crees que cambiaron desde esa etapa, desde ese libro a este último? Creo que ahí, en ese trabajo, hay algo de Border, de querer investigar al Cortazar de Bolívar, Mendoza y Chivilcoy y no al Cortazar escritor ¿No?
Ese lo escribí a los 20 años, hace más de 11 años. Era una buena historia, contar ese proceso en el que pasó de ser un tipo desconocido, lampiño, súper tímido a escribir los primeros cuentos de Bestiario y tomar la universidad de Cuyo, con todos los profesores. Esa transformación me parecía que era una historia buenísima, casi cinematográfica. Y lo hablé con otros periodistas y me fui a investigar, a hablar con los alumnos de él, algunos profesores de esa época estaban vivos, veía las pruebas que tomaba, las cosas que preguntaba.
Hice casi toda mi carrera en ese tiempo, porque casi había empezado a trabajar cuando escribí ese libro y fue un esfuerzo muy grande. Hay gente que le lleva mucho mas tiempo escribir un libro periodístico, y eso para mí, estuvo bueno. Yo veo el libro y es digno, eso sí, hoy lo escribiría diferente, pero así estuvo bien.
Lo que tiene el Border, yo creo que en el de Cortazar y en el de Rodrigo todavía no se cumplen, si en estas notas que aparecen acá (“Yo fui un porno star y otras crónicas de lujuria y demencia”) y en las que estoy tratando de hacer ahora. El tema de que si te podes involucrar te involucras, el tema de destruir a las celebridades, de destruir a la imagen pública de esa celebridad, no encontrarle el pelo en el culo al que no lo tiene, sino en destruir la imagen que todos tiene de él.
En una entrevista que te hicieron junto Cucurto para el diario Perfil, decís que te aburren los escritores como Saer, que se toman treinta páginas para describir cómo fuma un hombre. En una columna de Hipercrítico destrozás a Aira porque se ofendió cuando publicaste una entrevista que le hiciste. ¿Tenés una especie de duelo con ellos?
Aira me pareció un tipo raro, demasiado venerado. Gente que está demasiada venerada, que no corresponde con su nivel y su calidad de trabajo, son como incuestionables. Lo mismo pasa con Saer. El laburo del periodista es cuestionar lo que no está cuestionado, ese es tu trabajo.
Si vos realmente crees que tal tipo no merece estar donde está, lo tenés que decir. Es un tipo que para mi no escribe bien, que nunca corrige sus libros, escribe y produce libros como metralleta, publica dos o tres por año, Leí sus libros que estaban considerados como los mejores “La cautiva” y “Los misterios de Rosario” y no me parecieron nada, no apuntaban a nada, pero no es que tenga un duelo personal, solamente le dije lo que me parecía.
Has entrevistado a varios asesinos y a otras personas procesadas por presuntos crímenes. También para contar el ambiente del porno, del boxeo o de la muerte te has puesto en la piel de los protagonistas ¿Cómo te preparas antes de ir hacia ellos?
Es la misma formula, por más que adelante tengas a quien sea. Es buscar quien es en realidad, detrás del asesino puede haber alguien que es muy gracioso, podes tener un tipo muy triste, pero siempre va haber algo nuevo, que no salió en los diarios nunca, ni en la tele. Cuando vos te sentás con alguien siempre descubrís algo nuevo. Yo no se todas las imágenes que vos tendrías de mi, pero seguramente lo que estas descubriendo ahora, no es lo que vos esperabas, para bien o para mal, y así pasa con todos. No importa que sea un asesino, un santo, un famoso o un pobre. Siempre es distinto. Tal vez, el pobre la está pasando muy bien y el rico muy mal. Nunca sabes. Si vas predeterminado a algo, no vas a descubrir nada y lo mejor del periodismo es descubrir.
Eso es lo más maravilloso ir a una película porno y actuar, o enterrar un cuerpo en el cementerio y sentir eso, como te ven los familiares, estas con el uniforme y la gente nunca te mira, vos sos el enterrador y sos la muerte para ellos. Eso lo ves estando ahí, no te lo cuenta nadie. Lo ves viviéndolo.
Yo hablo de la diferencia entre conocimiento y saber. Conocimiento es lo que vos lees en un libro o lo que te cuentan otros y el saber es cuando vos lo vivís. El saber te queda para siempre, pero el conocimiento es prestado, lo leíste en un libro. Ahora cuando vos lo vivís nadie te lo va a discutir y saber es la mayor aspiración del periodista, te da una autoridad para escribir que es maravillosa.
Para ser superman necesitas ser Clark Kent, Superman por si sólo, no sale de Superman. Necesitas una transformación, si no esta eso, te perdés. Si Superman viene a este bar y es Superman con la capa, se toma una cerveza, deja de ser Superman, pierde mucho el valor y si es Clark Kent todo el tiempo es un boludo, un oficinista. Necesitas conservar las dos cosas, la transformación para ir y venir. Yo puedo actuar en una película porno, porque acá soy Clark Kent. Es fundamental eso.
Hago cosas que no son normales. Sólo puedo mirar bien esas cosas que no son normales siendo normal o teniendo una vida más o menos normal. Si yo fuera actor porno todo el tiempo o me iría de orgías todo el tiempo, ir a ver una película porno no me parecería sorprendente, no la podría mirar bien porque estaría metido en eso.
Uno de los puntos del periodismo Border es el sentido de la no pertenencia. Si vos ya te sentís que pertenecés, ya perdés la objetividad. Yo nunca me sentí identificado con nada, por suerte para mi trabajo.
Hay notas donde vos entendés porque disfruta un actor porno o un enterrador, metiéndote en la piel de ellos.
El tema es cuando vos te crees ese personaje, mira Charly, decía “yo no quiero volverme tan loco”, como que el era consciente de que se podía volver loco, o en “De mi”, que decía que “no pienses que estoy loco es solo una manera de actuar”, pero bueno, te volviste loco, en un punto te volviste loco.
Yo lo que creo que esta bueno, siempre es en un punto ser Superman y ser Clark Kent, para ser superman, necesitas a Clark Kent, vos necesitas un grado de normalidad. Yo no estoy loco, hago tal vez cosas muy locas pero tengo un grado de normalidad, que es lo que a mí me salva. Si yo, todo el tiempo vengo acá , me pido un whisky, me ves con minas, no duraría mucho así, y no podría mirar bien porque estoy pegado, en la locura, yo tengo que salir de eso y más siendo periodista.
En tu libro decís que para conocer a fondo a las personas, hay que descubrir las tres áreas donde esta satisface sus bajos instintos. Estamos en un bar, lejos de tu casa, pero supongo que la pregunta vale igual ¿Cómo es tu pieza, tu baño y que tenés en la heladera?
En la heladera prácticamente nada, la cama se la va a llevar mi ex dentro de poco y el baño es muy chico y módico, ni bañera tiene. Estoy alquilando una casa muy chica
¿Cuál sería tu epitafio?
Emilio Fernández Cicco: El hombre que se salió con la suya.
Eran cerca de las 6 de la tarde, el hormigón detrás del ventanal ardía. Necesitaba ir al baño. Lo hice y a la vuelta cuando fui a pagar la cuenta, Cicco ya lo había hecho por mí. Terminó saliéndose con la suya, yo me había llevado una imagen completamente distinta a la que había consumido cuando leí sus crónicas y su libro. Supongo que en las noches de luna llena, cuando cambia la piel y el instinto, se encierra a escribir y es la bestia con el olfato que ve y cuenta lo que otros prefieren esconder. Supongo que así será, aunque no pude conocer ni su casa, ni su baño, ni su heladera.