viernes, 26 de junio de 2009

ANARQUISTAS DEL AMOR (1° Parte)

Lo que se va a leer a continuación es una anomalía. "Anarquistas del Amor" fue escrito hace tiempo y puede ser muchas cosas, pero -por sobre todas ellas-, busca reflejar la necesidad de las personas por encontrar explicaciones a manifestaciones que -en ocasiones- carecen de lógica.
Dos filósofos catedráticos, (uno de ellos caído en desgracia amorosa y el otro disfrutando de una relación sentimental asentada) discuten acerca de las consecuencias del amor y lo desgajan, analizándolo desde diferentes posturas filosóficas y atravesándolo por distintos filósofos y diversas etapas del pensamiento.
La historia, también deja al desnudo como las personas -por más letradas o ignorantes que sean- son contradictorias por naturaleza humana y utilizan los argumentos que le quedan a mano para ganar cualquier discusión al precio que sea.
El cuento tiene la particularidad de ser escrito en forma de correo epistolar. Diez partes, diez cartas. Esta es la primera de ellas.


1° PARTE

Estimado Watson:

La constante tensión nerviosa que desde hace tiempo me domina, ha llegado a dañar mi aparato psíquico a punto tal de experimentar una aversión al trato humano que mis allegados no han dudado en calificar como misantropía.

Hundido en el más profundo disgusto por ser este el día número quince sin recibir correspondencia suya, me acomodé en el sofá y con un Martíni de por medio me dispuse a leer un poco de filosofía antigua.

Para mi grata sorpresa, creo haber descubierto alguien más que a partir de este momento pasa a formar parte de mi lista de personas a asesinar.

El mismo lleva el nombre de Thales. Usted seguramente se preguntará por qué. Pues bien, la causa es sencilla. Thales fue el primer hombre que dio una respuesta racional a sus preguntas. Esto quiere decir que hasta su aparición los problemas eran atribuidos a los Dioses.

Tal afirmación, me llevó a la conclusión de que las evoluciones en los pensamientos no siempre nos juegan a favor. Ya que por ejemplo, en mi caso, podría atribuir la desvinculación de mi novia a vaya a saber qué Dios y no al tipo que se acostó con ella, o a ella en sí.

Lo sé, es una sensación muy retrograda la mía. Roza la primitivo querer dar tamaño salto hacia atrás en la historia, pero créame que en situaciones desesperantes uno hasta desea no haber nacido. Al menos, me consuela saber que en este mundo también hay otras personas que la están pasando tan mal como yo. Eso es indefectible.

De más está decir, que son sentimientos muy bajos los míos, pero últimamente empiezo a frecuentar mutaciones insospechadas y de las cuales nunca creí que iba a tener que hacerme cargo. “La lista negra” la completa mi novia, mejor dicho ex novia desde el viernes pasado.

No obstante, tantas horas de auto psicoanálisis en la ducha, también me han llevado a retomar concepciones propias de otro filósofo, un tanto más moderno y que hace poco más de cien años murió. Se trata de Nietzsche.

A veces, creo que el amor es la concepción Nietzscheana de la filosofía de la historia, la imagen de la serpiente incrustada en la boca del pastor. Yo se que Nietzsche estaba un poco loco y tuvo notables síntomas de desequilibrio mental, pero dígame si ¿no es verdad que el género humano cae en la insoportable levedad de tener que repetir continuamente el circulo del amor (vicioso por cierto) que lo destruye y retroalimenta?

No hay nada que hacerle, el amor es lo que era la historia para Nietzsche. La idea del eterno retorno, la imagen de la serpiente mordiéndose la cola. Que digan lo que quieran de los aforismos de “Así hablo Zaratustra” pero Nietzsche tiene razón, en la historia no hay evolución posible porque siempre se vuelve a repetir.

A mi entender en el amor pasa lo mismo. Cuando creemos haber encontrado a la mujer ideal, la misma se desvanece en el aire. Y es acá, donde se cristaliza la idea del eterno retorno. Volvemos a besar la lona.

¿Lo ve Watson? Así en la historia como en el amor. Creemos evolucionar pero es un mero espejismo. Tarde o temprano la historia se repite y se seguirá repitiendo.

El tiempo es un círculo, es una sucesión de “ahoras” y la verdad es un problema bastante complejo, por cierto. Todo lo que está por venir ya pasó, por lo tanto no hay novedad ¿entiende? No hay progreso ni en la historia, ni en el amor.

Me encuentro entre la espada y la pared. Yo soy el pastor del que hablaba el sabio Zaratustra. No puedo soportar la idea de la eternidad personificada en la serpiente. Esta idea se me mete en el cuerpo y me ahoga.

Necesito urgente otro Martini.

Ok, sí. Estoy siendo un poco pesimista, pero qué concepción quiere que tenga un académico como yo, luego de ir de vacaciones con su mujer y descubrir revisando su celular que la misma lo engaña con un tipo veinte años mayor.

Créame, estoy muy mal anímicamente y hasta hay tardes en donde miro de reojo el cajón donde guardo el Máuser.

Que la lógica se me deshaga en la boca (o donde sea).

Lo saluda atentamente, un apesadumbrado “Beto” Cuevas.

Nota: Responda antes de que sea demasiado tarde.


Germán Uriarte

1 comentario:

caléndula dijo...

Créame Don U, que anarquista, hombre y amor en la misma oración...
te dejan un agujero.
Empirismo que duele respaldan mis nociones gramaticales